Rescate Cultural

Los Waris de Chillia, danza declarada Patrimonio Cultural de la Nación

El Ministerio de Cultura ha declarado a la danza de Los Waris de Chillia como Patrimonio Cultural de la Nación, reconociendo su importancia en la preservación de la identidad y la historia local.

La Libertad.- La danza de Los Waris de Chillia utiliza melodías del chimayche, expresión musical andina, y del pasacalle, de melodía sencilla y animada. Interpretadas por un músico cajero especializado, las melodías son acompañadas por la flautilla, confeccionada del carricillo amarillo, y la caja, instrumento de percusión con membrana de cuero de caprino. La caja es golpeada por la magana, una madera pulida con una porción de lana en su extremo, lo que le otorga un sonido característico. Estos instrumentos musicales son esenciales para dar vida y ritmo a la danza de Los Waris de Chillia, reforzando su identidad cultural y su mensaje simbólico.

Con respecto a los personajes que se representan en la danza, el Contrario y los integrantes de la tropa desempeñan roles complementarios en el mensaje cultural de esta expresión. El Contrario lleva una vestimenta distintiva, incluyendo un chullo multicolor, una máscara de raíz de aliso y una serie de prendas y accesorios que representan su papel en la danza. Estos elementos contribuyen a definir los roles y la narrativa de la danza, que simboliza la resistencia y reivindicación de la población originaria frente a la opresión colonial.

La tradición oral local considera que la danza de Los Waris de Chillia surgió como una expresión de rechazo ante la desventaja de la población originaria en épocas tempranas. Integrada posteriormente a festividades religiosas, como la celebración de San Juan Bautista y la Virgen del Rosario, la danza se convirtió en una manifestación cultural arraigada en la identidad del distrito de Chillia y sus anexos. A lo largo de los años, la práctica y transmisión de esta danza ha sido mantenida por docentes y portadores locales, asegurando su continuidad y relevancia en las festividades patronales y comunitarias.

En la década de 1980, ante el riesgo de desaparición de la danza debido a su práctica exclusiva por adultos, docentes y portadores locales iniciaron un proceso de rehabilitación de la danza, incorporando a alumnos de la institución educativa local.

Desde entonces, los docentes han desempeñado un papel fundamental en la transmisión y enseñanza de esta expresión cultural a través de las actividades educativas anuales. Los ensayadores, en su mayoría adultos y adultos mayores, continúan desempeñando un rol vital en la transmisión y mantenimiento de la danza, revelando su significado y enseñando los pasos y coreografías a las nuevas generaciones de danzantes.

Fuente: Andina


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