Opiniones

La importancia de conquistar el “Cerebro” que las personas tienen en el corazón

Por Armando Avalos

¿Le ha pasado alguna vez que está conversando animadamente con unos amigos y de repente llega una persona que todos la conocen como “mala vibra” y hasta el aire parece volverse pesado? En ese momento a su cerebro y a su corazón le llegará un mensaje en forma de energía procedente del corazón de esa persona negativa y que tiene un alcance de hasta 4 metros. Señoras y señores, aunque ustedes no lo crean, el corazón también se comunica. Por eso algunos científicos, afirman que el corazón tiene un “cerebro propio” con un sistema nervioso independiente con más de 40 mil neuronas.

Cuando salgo a hacer un reportaje, lo que busco siempre es tratar de “conectar” con las otras personas para que todo fluya. Tratar de ser lo más auténtico posible, sin poses, ni creyéndonos superior a los demás. Buscando que el reportaje ayude a las personas y eso lo siente el entrevistado. En ese momento, nuestros corazones literalmente se están comunicando.

El campo magnético de nuestro corazón se extiende  de dos a cuatro metros alrededor del cuerpo. Todos los seres que nos rodean reciben esta energía y es por eso, que cuando nos cruzamos con alguien “sentimos” que tiene un ángel o un demonio oculto.

Esa información energética de las personas, llega primero al circuito del “cerebro” del corazón  que la procesa y la envía al cerebro principal en nuestra cabeza. Dependiendo de si la energía de la otra persona es “mala” o “buena” puede generar dos tipos de  frecuencia  cardiaca.

Si la “vibra” energética que sentimos es positiva o armoniosa, las ondas cardíacas serán amplias y regulares. Generando emociones y pensamientos positivos, elevados y generosos. Es decir, nos sentimos bien, seguros y felices.

Pero si la energía es negativa provoca ondas cardíacas desordenadas o incoherentes, generando emociones como la desconfianza, la ira o el miedo. Tratamos de evitar a esa persona porque “sentimos que tiene mal corazón”.

Esas ondas cerebrales se sincronizan con dichas variaciones del ritmo cardiaco, es decir, el corazón arrastra a la cabeza y la convierte en un estado consciente. Ahí nuestra inteligencia entra a tallar y debemos saber determinar cómo actuaremos ante esta persona. ¿Dejaremos que su corazón nos conquiste o la evitaremos?

Cuando era reportero del noticiero de Latina Televisión, muchos colegas se preguntaban cómo hacía para lograr que la gente colaborara siempre en mis reportajes. Aquí uno de los secretos. Los corazones de las personas se comunican. Si usted tiene un corazón bien intencionado, las personas lo sentirán y las probabilidades de que tenga éxito en esa relación serán muy altas.

En una oportunidad cuando estaba en Huaral, conocí a un hombre llamado César Armas, embajador del chancho a la caja china en esa ciudad. Lo primero que vi fue su mirada y ésta evidenciaba un alma buena. Cuando lo saludé y converse apenas un minuto ya parecíamos viejos amigos. Hicimos sintonía inmediatamente. Tenía una energía vital muy positiva. Le hice bromas con su poco cabello y él me comentó que justamente, el ser pelado lo había aprovechado para llamar a su negocio el restaurante “El Pelacho”.

Le dibuje una carita feliz en su pelada y con esa toma comencé el reportaje. Me contó su historia de superación y reímos mucho. Era un buen ser humano.

Y esa energía que César Armas generaba en su entorno, lo lleva a un círculo virtuoso. Ya que muchas personas de “buen corazón” comienzan a rodearlo. En su negocio, su esposa, sus trabajadores y su familia tenían “esa misma buena onda” y se ganaron por su puesto, nuestro corazón.

Durante el reportaje, César Armas o “El Pelacho” como todos lo conocen en Huaral, donó implementos deportivos a boxeadores amateurs de su ciudad. Gestos de desprendimiento y solidaridad son característicos en él. Ese tipo de conductas solidarias, como encontró Rolin McCratey del Instituto de HeartMath, hace que nuestro corazón lata en un campo electromagnético  más grande, cambiando la información codificada  que irradiamos y que afecta a los demás. En palabras simples, un corazón bondadoso contagia a los demás a hacer lo mismo, reduce el estrés y afecta la forma en que nuestra consciencia percibe el mundo.

Es curioso que muchos no sepan que el corazón envía más información al cerebro de la que recibe. Es el único órgano del cuerpo que tiene esa propiedad y puede activar o inhibir determinadas partes del cerebro según las circunstancias.

El corazón a través de hormonas y neurotransmisores produce un factor llamado natriurético atrial. Un factor que bautizaron con un nombre muy complicado pero que tiene una función sencilla y a la vez fundamental para el ser humano. Lograr un equilibrio general del cuerpo.  Para ello busca evitar el estrés y libera la oxitócica, llamada hormona del amor.

Por eso, es tan fácil enamorarse de alguien que tiene un bello corazón. Ya sabe, cuando encuentre a una persona a la que su corazón le diga que es buena y confiable, escúchela. Rodéese de personas de buen corazón y su mundo comenzará a crecer y sentir que es más feliz. A veces el corazón tiene razones poderosas que la razón no puede ver.


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