Opiniones
Ser inteligente no es suficiente para retar al destino. Gestionar emociones el mejor jaque mate a la incertidumbre
Por Armando Avalos
¿Un periodista es más inteligente que un científico? ¿Un profesor de primaria puede ser más inteligente que un físico cuántico? Lamentablemente en pleno siglo XXI hay gente que aún cree que el dominar ciencia pura es sinónimo de gran sabiduría. Hoy se sabe, que nada tiene que ver los títulos y grados con el nivel de inteligencia y que mucho menos la inteligencia pura nos garantizará el éxito.
Y comienzo este artículo con un ejemplo que viví hace poco, haciendo un reportaje y que lo ilustrará de la gran importancia que tiene el saber gestionar nuestras emociones para avanzar en la vida.
Estaba grabando en San Juan de Miraflores en Lima, con un grupo de jóvenes genios. Todos eran campeones latinoamericanos en matemáticas, física, astronomía y geometría. “Cerebros andantes” les decía en son de broma. En un momento de la grabación, los chicos me confesaron algo que sospechaba, que todos eran amantes del deporte ciencia, el ajedrez.
En ese momento, los reté a jugar una partida de ajedrez y todos se miraron sorprendidos. El que jugaba mejor que todos, un campeón de matemáticas regional, aceptó el reto. Cuando trajeron el tablero de ajedrez y lo colocaron en la mesa, comencé a “trabajar” a mi rival en el plano psicológico.
Le dije que pondría a prueba su inteligencia y cosas así, para ponerlo nervioso. Ni bien comenzó a mover sus peones, moví la cabeza en forma negativa como diciendo “no sabe lo que está haciendo” y luego comencé a dar suspiros para que sintiera mi ironía. Era una forma sarcástica para hacerle creer que se estaba equivocando.
Los compañeros del joven genio en matemáticas, comenzaron a preocuparse y mi rival también. Empecé a mover con seguridad mis caballos y alfiles y luego de unas cuantas jugadas le comí varias piezas de su tablero.
El joven genio comenzó a desesperarse por la presión y luego de unos minutos y un par de errores más, se desplomó. Sin haber terminado aun la partida se rindió y aceptó la derrota.
Había ganado a un genio de las matemáticas en el deporte ciencia. ¿Eso significa que soy más inteligente que el joven campeón latinoamericano de matemáticas? La respuesta es no. Y eso le dije al muchacho. Que no es suficiente con ser inteligente en la vida. Que tan importante como tener un alto Cociente Intelectual es saber qué hacer con él.
El planear una estrategia en cada momento de la vida. En comprender que tan importante como ser inteligente es saber gestionar nuestras emociones y usarlas como un aliado para ganar.
Hoy existe un consenso mundial que más importante que contratar para un empleo a una persona con alto Cociente intelectual, es contratar a personas que sepan soportar la presión y la frustración. Que sepan trabajar en equipo y sean honradas, leales y tengan vocación. Que sepan levantarse de las derrotas y sean sanas de corazón y alma.
El joven genio, tiene sin duda mucha más inteligencia que yo, pero no suficiente inteligencia emocional y por eso, a la menor presión, supe ganarle con facilidad.
Cuando terminé la partida con el genio peruano, le dije que no se desanimara y que, por el contrario, él debía aprender que las derrotas son las mejores maestras en la vida. Le recomendé que desterrara aquella idea que nos enseñan en la escuela algunos maestros sobre que “el conocimiento es poder”. Una gran mentira. El conocimiento no es poder. Es solo poder en potencia. Si no está ligado a una estrategia no servirá de nada en la vida.
Y cuando nos despedimos le dije que, si bien es muy importante los estudios y la ciencia, hay otras cosas en la vida de igual importantes, como vivir en familia, hacer deporte, arte y aquellas cosas que nos alimentan el alma y nos harán más sabios, como experimentar cosas, equivocarnos y vivir con intensidad nuestra profesión. Pero, sobre todo, usar nuestras emociones para hacerle jaque mate al destino.
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