Gesto diplomático genera tensión

Boluarte marca distancia con Petro durante ceremonia oficial en Quito

La presidenta peruana evitó el saludo protocolar con su par colombiano durante la investidura de Daniel Noboa, reavivando la frialdad entre ambos gobiernos.

Dina Boluarte y Gustavo Petro coincidieron en la ceremonia de investidura del presidente ecuatoriano Daniel Noboa, pero evitaron cualquier gesto de saludo, reavivando la tensión diplomática entre Perú y Colombia.

Lima.– La presidenta del Perú, Dina Boluarte, protagonizó un momento tenso durante la ceremonia de investidura del nuevo presidente de Ecuador, Daniel Noboa, al evitar el saludo con el mandatario colombiano, Gustavo Petro. El gesto de indiferencia se dio ante las cámaras de medios internacionales y no pasó desapercibido, generando reacciones diplomáticas y comentarios políticos tanto en la región como en redes sociales.

Las imágenes muestran cómo Boluarte permanece impasible mientras Petro extiende su mano, situación que fue interpretada por analistas como una muestra clara del distanciamiento bilateral. La ceremonia, celebrada en Quito, contó con la presencia de 74 delegaciones extranjeras y 19 organismos internacionales, siendo Boluarte y Petro los únicos jefes de Estado latinoamericanos presentes.

La relación entre Perú y Colombia se ha visto deteriorada en los últimos dos años. Gustavo Petro ha sido crítico de la gestión de Boluarte, especialmente por su actuación frente a las protestas sociales que sacudieron al Perú entre 2022 y 2023, dejando un saldo trágico de fallecidos. Boluarte, por su parte, lo acusó de intervencionismo político, lo que agravó aún más la crisis.

Como respuesta institucional, el Congreso peruano declaró persona non grata al presidente colombiano, condenando sus declaraciones y cerrando temporalmente las embajadas entre ambos países. Recién en 2025, las relaciones diplomáticas comenzaron a reactivarse, aunque con una clara distancia protocolar.

A pesar de este contexto, Boluarte solicitó al Congreso la autorización oficial para asistir al acto de posesión de Noboa. La solicitud fue aprobada el 21 de mayo con 57 votos a favor, bajo el argumento de priorizar la integración regional y fortalecer la relación bilateral con Ecuador.

Sin embargo, el gesto de frialdad hacia Petro contradice ese objetivo diplomático. Expertos consideran que esta actitud puede generar nuevas fricciones diplomáticas y obstaculizar los canales de diálogo entre Lima y Bogotá, que aún no se han restablecido del todo tras los roces anteriores.

El hecho se produce en un momento en que América Latina enfrenta múltiples retos regionales y requiere de una mayor cooperación política. Boluarte, como representante del Estado peruano, deberá equilibrar los intereses nacionales con la necesidad de mantener el respeto institucional hacia otros mandatarios, incluso cuando existan desacuerdos ideológicos o personales.

Por ahora, la Cancillería peruana no ha emitido ningún comunicado oficial sobre el incidente, pero diversos analistas coinciden en que el episodio refleja una tensión latente que puede escalar si no se manejan con cautela las señales políticas en escenarios internacionales.

La actitud de la presidenta vuelve a poner en el centro del debate el estado actual de la diplomacia regional, donde los gestos públicos tienen un peso significativo en las relaciones entre Estados. En este caso, una mano no extendida se convirtió en una señal potente de distanciamiento político.


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