Prevención ante nuevas crisis
Países firman histórico tratado global para enfrentar futuras pandemias sanitarias
El nuevo tratado internacional exige preparación, acceso equitativo a medicamentos y fortalecimiento de los sistemas de salud.

Más de 190 países han llegado a un acuerdo vinculante que busca transformar la respuesta mundial ante futuras pandemias. Este tratado internacional, que podría ser adoptado formalmente en la próxima Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra, marca un paso histórico en la cooperación sanitaria global, tras el impacto devastador del COVID-19, que cobró más de siete millones de vidas en todo el mundo.
Propuesto por primera vez en 2020, este tratado es resultado de años de intensas negociaciones. Su objetivo principal es cerrar las brechas en la preparación, respuesta y acceso equitativo a recursos médicos en tiempos de crisis sanitaria. Una vez ratificado, el documento será jurídicamente vinculante, lo que significa que los países firmantes deberán cumplir con sus disposiciones bajo compromisos legales.
Entre los puntos más destacados del tratado están:
- Mayor vigilancia sanitaria internacional.
- Intercambio rápido de diagnósticos, vacunas y medicamentos.
- Prevención de la transmisión de virus entre animales y humanos.
- Fortalecimiento de los sistemas de salud pública nacional.
- Reducción de la desigualdad en el acceso a tratamientos.
Aunque el acuerdo no cumple todas las expectativas de las partes involucradas, los negociadores aseguran que representan una base sólida para enfrentar desafíos sanitarios futuros. Según representantes de la Unión Europea, si bien algunos objetivos no se alcanzan plenamente, el tratado ofrece una estructura clara y útil para la seguridad sanitaria mundial.
Uno de los temas más debatidos fue la transferencia de tecnología médica, fundamental para que los países de ingresos bajos puedan fabricar sus propios medicamentos y vacunas. Sin embargo, las naciones más ricas, como los miembros de la UE, insistieron en que dicha transferencia fuera voluntaria y de mutuo acuerdo, lo que generó cierta controversia entre los participantes.
Además, se acordó la creación del sistema PABS (Acceso a Patógenos y Reparto de Beneficios), cuyo objetivo es facilitar el intercambio de muestras patógenas entre países y fabricantes a cambio de un acceso equitativo a tratamientos. Aunque su implementación aún no ha sido definida, su inclusión como anexo al tratado promete mayor autosuficiencia sanitaria en regiones como África.
La ausencia de Estados Unidos, tras su retiro de las negociaciones en enero, plantea dudas sobre la eficacia del tratado. Dado que muchas de las principales empresas farmacéuticas están basadas en EE. UU, su participación era clave para asegurar el 10% de la producción global de vacunas y medicamentos destinados a emergencias, según se estipula en el documento.
Este tratado sería el segundo adoptado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde su fundación en 1948, después del acuerdo sobre el control del tabaco en 2003. Expertos aseguran que su impacto será duradero: “Lo que tenemos ahora definirá la respuesta global durante al menos una generación”.
En un contexto en el que las futuras pandemias son consideradas inevitables, este tratado representa una apuesta ambiciosa y necesaria por una respuesta internacional coordinada, solidaria y eficaz.
Fuente: Euronews
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