Opiniones
El regicidio y la traición en el incanato
Por Jorge Rojas Luna
La historia de los incas, es sin duda, magnifica y épica; los historiadores, en sus continuas investigaciones han llegado a descubrir hechos interesantes e impactantes; sin embargo, es lamentable que parte de la historia de nuestro país solo sean conocida por una “inmensa minoría".
Aun existen “algunos muchos”, que creen que el imperio de los Incas fue un paraíso de felicidad y donde no existía la maldad; ¿Qué impulsa esas ideas, un mal entendido nacionalismo, tal vez?; con esto no quiero decir que el Tawantinsuyu no fuera un gran estado; pero como todo imperio o sociedad humana, es seguro que presentó tanto bondades como maldades. La Real Academia Española, nos dice que, el regicidio significa: Muerte violenta dada al rey o a la reina; y al igual que en la historia de otros imperios o reinos del mundo, eso ocurrió en el antiguo Perú.
En este pequeño artículo, damos a conocer una pequeña parte de las investigaciones de María Rostworowski en su obra “PACHACUTEC” y de José Antonio Del Busto (basada en los escritos de cronistas y sus propias investigaciones).
Rostworowski y Del Busto, nos notician sobre los asesinatos de los que fueron víctimas dos reyes incas, lo que nos deja entrever la lucha por el poder que existía en el reino cusqueño (que luego se transformaría en el Imperio Incaico).
ASESINATO DE CÁPAC YUPANQUI
Del Busto
…Casó primero con Chimbo Mama, la que parece enloqueció, por lo que pasó a desposar a Curihilpay, hija del curaca de Ayamarca. Su descendencia formó el Apo Mayta Ayllo.
Murió Cápac Yupanqui en el Cusco “a lo que dizen con yerbas que en cierta comida le dio una hermana suya llamada Cusi Chimpo”, confabulada con los revoltosos seguidores de Inca Roca. Fue así como acabo la dinastía de los Hurin Cusco y entró a reinar la de los Hanan Cusco.
Rostworowski
…Personalmente conquistó, Cápac Yupanqui, los pueblos de Cuyumarca y Ancasmarca a cuatro leguas del Cuzco, con el fin de castigar al curaca que había hecho caso omiso de su deseo de mandarle jaulas con pájaros. En su lugar mando después a su hermano Tarco Huamán. De temor ante el espíritu guerrero de este Inca, le envió el Sinchi de Ayarmaca a una hija suya llamada Curihilpay, con la cual casó Cápac Yupanqui.
Parece que Cápac Yupanqui, fue primero casado con Chimbo Mama, hermosa y apacible señora. Al poco tiempo enfermó la Coya con un “mal de corazón” que la llevaba a dar gritos, rascarse la cara y morder a las personas que la rodeaban. Ante la enfermedad de su consorte, el Inca se dirigió al Sol, su padre, a pedirle que le fuese dada otra Coya por mujer. Es entonces, que tomó Cápac Yupanqui a Curihilpay por mujer legitima, lo que no le impidió tener numerosas concubinas, ya que Huamán Poma nos dice que era muy enamoradizo. Este mismo cronista nombra a la segunda esposa como Cusi Chimbo, hermana de la primera Coya, probablemente fue solo una concubina, ya que la mayoría de cronistas nombran a la hija del Sinchi de Ayarmaca.
Murúa se expresa de Cusi Chimbo como una mujer “cruel y mal acondicionada, y amiga de banquetes y borracheras”.
¿Qué intrigas y pasiones moverían a Cusi Chimbo a envenenar a Cápac Yupanqui, dándole ella misma un brevaje en un mate de oro?
En medio del desconcierto producido por la muerte del soberano, los Hanan Cuzco, conducidos por Inca Roca, atacaron el lugar de Inticancha y desbarataron a los Hurin. Posiblemente se trató de una conspiración preparada de antemano, en la cual el asesinato de Cápac Yupanqui estaba convenido. Cusi Chimbo, fue seguramente la cómplice de Inca Roca, ya que tanto Huamán Poma como Murúa la nombran como mujer de ambos monarcas.
ASESINATO DE YAHUAR HUACAC
Del Busto
El reinado de Yahuar Huacac es confuso a pesar de que duró muy cortos años. Más noticias hay sobre su figura que sobre sus hechos de gobierno. Huamán Poma asegura que fue “pequeño de cuerpo y recio y fuerte y sabio”. Sarmiento lo pinta como “gentil hombre y de muy hermoso rostro” y santa Cruz Pachacuti añade que tenía “muy noble condición”. Venció a los curacas rebeldes de Muyna y Pinahua, ganando después ciertas tierras a los Condesuyos, quienes le juraron odio eterno.
La venganza de estos tardó poco en llegar, porque preparaba Yahuar Huacac un ejército para invadir el Collao y “estando el Inca en sus fiestas algo alegre con el mucho vino que bebían, allegó uno de los de la liga […] y alzando el brazo descargó un golpe de bastón en la cabeza real”. Iracundo, aunque turbado el monarca, se levantó diciendo: “¿Qué hiciste traidor?”, pero ya eran tantos los leales caídos a su lado que tuvo que huir al Inticancha en busca de refugio. Tarde fue su decisión, porque los Condesuyos lo alcanzaron y ultimaron en el camino. Prosigue Cieza (de quien extractamos estas líneas) que: “andaba gran ruido en la ciudad, tanto que no se entendía los unos a los otros: los sacerdotes se habían recogido al templo y las mujeres de la ciudad aullaban, tiraban de sus cabellos, espantadas de ver al Inca muero de sangre, como si fuera un hombre vil. E muchos de los vecinos quisieron desamparar la ciudad y los matadores la querían poner a saco, cuando, cuentan que, haciendo gran ruido de truenos y relámpagos, cayó tanta agua del cielo que los de Condesuyo temieron y sin proseguir adelante se volvieron, contentándose con el daño habían hecho”.
Rostworowski
Habiendo pasado un tiempo, decidió Yahuar Huacac reunir un ejército para ir al Collao; a la noticia de que el Inca pensaba hacer la guerra “a sangre y fuego”, acudieron todas las naciones confederadas. Sin embargo, una vez el ejército, no emprendió el Inca la guerra, no llegando a ir los soldados a ninguna parte.
Según Cieza de león efectivamente se formó en el Cuzco un ejército necesario para marchar contra el Collao, pero la conquista no se realizó; los Condesuyos, temiendo que un nuevo triunfo aumentara el poder del Inca, decidieron sublevarse. Santa Cruz atribuye el descontento entre los súbditos del soberano, a nuevos impuestos y tributos ordenados por Yahuar Huacac, para el sostenimiento de su casa. Alzáronse los naturales, tomando las armas y deshaciendo los caminos; es entonces, según Cieza que los Condesuyos conspiraron, y aprovecharon para llevar a cabo sus planes.
Durante una fiesta en la cual el Inca estaba algo bebido, uno de ellos se acercó al monarca y le asestó un golpe sobre la cabeza. Turbado, Yahuar Huacac se levantó diciendo: “¿Qué hiciste, Traidor?”.
Esta fue la señal convenida, los de Condesuyos se lanzaron matando a todos cuantos podían.
El Inca, viendo que se trataba de una conspiración, quiso refugiarse en el templo del Sol, pero fue en vano; no tardó en caer asesinado. El alboroto y desconcierto en el Cuzco fue grande. Las mujeres, espantadas, fritaban aterradas. Los culpables hubieran saqueado la ciudad, si una tempestad con truenos, relámpagos y “mucha agua del cielo” no hubiera alejado a los traidores. Quizá tuvieron temor a una reacción de parte de los cuzqueños, y prefirieron regresar cuanto antes a sus tierras.
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