Opiniones
La rebelión de Manco Inca y sus victorias en Guancavelica
Créditos de la imagen: AMARO SERRUCHE - Artista plástico.
Por Jorge Rojas Luna
Juan José Vega Bello, gran historiador peruano, en su libro “Incas, dioses y conquistadores”, hace mención a un evento histórico de gran importancia, aunque poco mencionado en nuestra historiografía ¿práctica común en el Perú?: “En Huancavelica: Parcos, un triunfo sobre España”, el cronista narra la batalla en la que un ejército de orejones bajo el mando estratégico de un joven general cusqueño de nombre Titu Yupanqui, (quien ya había aplastado a las tropas castellanas de Gonzalo de Tapia –cuñado de Pizarro- en Huaytará) aniquiló a la expedición española comandada por Diego Pizarro de Carbajal –familiar del Marqués- junto a sus aliados indígenas y esclavos negros en el sector denominado “cuesta de Parcos”.
Grande era la confianza que sentía Titu Yupanqui de vencer a los españoles, Juan José Vega nos dice: “Se abrieron las entrañas a las blancas llamas y los augurios fueron favorables. Luna llena había y por tanto era época en la cual los ídolos permitían combatir. Fue entonces cuando, con fervorosas preces a sus dioses, y más que a ningún otro Sol, tótem de la sagrada raza de los Incas, Titu Yupanqui dio la orden de marchar; mientras a un lado los sacerdotes echaban maldiciones a las divinidades tutelares de los indios pro españoles. Pronto, al informarse de que las columnas cristianas seguían rumbo a las escarpadas sierras huancavelicanas, despachó chasquis hacia Ollantaytambo a fin de anunciar al Gran Rebelde que una nueva victoria se hallaba virtualmente asegurada. Sabían ya los incásicos que los viracochas no eran invencibles, pues les habían hecho morder el polvo de la derrota en más de un encuentro. Los cercarían en los desfiladeros”.
La orden de Manco Inca, era la de exterminar a los indios amigos de los españoles (en este caso muchos Huancas), y se cumplió a cabalidad; solo se salvó un español que fue conducido a Ollantaytambo, junto a varios caballos, armas y negros como trofeos de guerra ofrecidos a Manco Inca. Juan José Vega nos describe lo siguiente:
“Siguiendo la ruta, Diego Pizarro empezó a ascender la empinada cuesta de Parcos, en un desvío sobre el Mantaro. Emboscados, arriba lo aguardaban los guerreros cusqueños, quienes solo esperaban que se cansaran con la subida de los caballos: arma substancial de los conquistadores. Llegado el momento oportuno, cuando las columnas iban a medio camino, salieron los del Cusco en medio de sus atronadores gritos de combate, precedidos de una lluvia de piedras y flechas. En medio del desorden Diego Pizarro intentó resistir, pero su rival quechua “lo mató a él y a todos los que iban con él”.
El catedrático y periodista, afirma que, Francisco Pizarro confesó que dichas acciones bélicas le costaron mas de 150 peninsulares, y que el gobernador, se equivocó al dispersar sus tropas en lugar de concentrarlas, lo que les sirvió a los rebeldes para consumar el exterminio de los españoles.
Los historiadores: Del Busto, Espinoza Soriano y Guillen Guillen, también mencionan la acción de Parcos; aunque el segundo, cuenta que fue Francisco de Mogrovejo en su ruta a Vilcas, quien fue atacado en Parcos por los patriotas cusqueños y que Diego Pizarro había caído en la batalla de Chulcumayo.
No cabe duda que los tawantinsuyanos dieron batalla a los españoles y que, en ese fragor, Huancavelica fue una tierra en la que se lograron triunfos incas.
La pregunta es: ¿conocen los huancavelicanos de hoy, toda su historia?
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