Opiniones

El holocausto de Arica

Por Jorge Rojas Luna 

De la gesta heroica de Bolognesi y sus bravos de Arica, se ha escrito y debatido, tanto en Perú como en Chile. Sin embargo, Contracultura abh presenta al lector estos párrafos en los que se escribe sobre un evento de características casi míticas y que tiene un gran significado histórico para nuestra gente; los valores y virtudes que legaron a nuestra nación, el dar la vida por la Pacha Mama peruana, ese acto tan sublime solo tiene paralelo con la batalla de las Termopilas. 

Lunes fue, el séptimo día del sexto mes del año 1880, en que Arica entregó al Perú, un Leónidas y sus espartanos, que con una fuerza aquílea, se enfrentaron hasta la muerte a un enemigo superior cuantitativamente en soldados y cualitativamente en armamento; Al mayor del ejército chileno De La Cruz Salvo, solo le quedó despedirse con un “hasta luego” al recibir la unísona respuesta “lucharemos hasta quemar el último cartucho” de parte de Bolognesi y su oficialidad; es sabido por demás el valor de nuestros héroes en el morro y en la ciudadela, estos hombres combatieron a bayoneta calada contra el enemigo sureño, pero también contra un Piérola y un lento Leyva, a quien se le apuró mediante telegramas, para que reforzara con sus tropas la plaza militar de Arica. 

Es deber recalcar que “fue lento por propio gusto”, un acto cobarde y traidor, a este pierolísta no le importó el llamado esperanzado de las tropas peruanas: “apure Leyva, aún es posible la victoria”. El combate no solo se dio en tierra, también en el mar, el monitor Manco Cápac y la torpedera Alianza, se batieron contra la armada chilena y bombardearon un sector de Arica, para ralentizar el avance del enemigo hacia los puestos peruanos, sus comandantes las hundieron, para evitar que caigan en manos enemigas. 

Muchos héroes nos dio ese lunes siete; así como el legendario CID y su inseparable Babieca, eran intocables por los moros, así Alfonso Ugarte, montado en su caballo, no permitió que el enemigo le tocara, arrojándose al abismo mórrico; Justo Arias Aragües, se batió contra el mapuche, con su sable dio cuenta de varios, provocando que los chilenos exclamaran: “ríndase mi coronel” en afán de salvarle la vida en reconocimiento a su bravura, respondiéndoles: ¡No me rindo, carajos!, para luego caer abatido por el plomo enemigo. 

Maldonado “el niño héroe” que se inmoló activando una mina y volando un polvorín y junto al muchos chilenos; O’Donovan, que luchó hasta el último aliento de vida junto a Bolognesi; así podemos nombrar a muchos, como Moore, Inclán, Zavala; tantos y tantos guerreros que heredaron su bravura de Manco Inca, Cahuide, Túpac Amaru, entre otros. Las valientes acciones y decisiones de los héroes del morro, han marcado en lo más profundo de su ser al peruano, que siempre los tiene presentes y se han convertido en la fortaleza moral de nuestra nación. 

Es importante resaltar que la batalla de Arica, es una de las más sangrientas de la historia de la humanidad y en la que existió crímenes de guerra por parte del ejército chileno, que hizo caso omiso a sus propios compromisos en el Convenio de Ginebra, acuerdo que firmaron y que fue desconocido en toda su dimensión y alcance; en el fortín Ciudadela, en la plaza de Arica y en las graderías de la iglesia de San Marcos, los sureños cometieron uno de los más horribles delitos de lesa humanidad, asesinando a soldados heridos y civiles (el famoso repase), a quienes sacaron de sus improvisados hospitales de campaña y fusilaron a mansalva, violaron a las damas de Arica, degollaron a los ciudadanos, masacrándoles a culatazos y bayonetazos; estos actos repudiables se dieron en obediencia a las órdenes de Pedro Lagos Marchant, el mismo que impulsaba la matanza con la infame frase: “Hoy no hay prisioneros, mueran los cholos”. 

Es menester recordar el valor de la mujer, ejemplos son: la madre del acaudalado Alfonso Ugarte, doña Rosa Vernal, que al ser preguntada, ¿por qué su hijo luchaba en la guerra, pudiendo irse a Europa?, respondió: “si todas las madres peruanas, razonaran así… ¿quién defenderá nuestro territorio, quién pondrá a salvo el honor nacional, quién impedirá que la soldadesca embrutecida mancille el honor de las peruanas?, mi hijo quedará en su puesto, mientras haya un pedazo de tierra que defender, un enemigo a quien atacar y un arma para usarla contra el mal hermano... mi hijo es peruano antes que todo y cumplirá con su deber; como madre alentaré su entusiasmo y lo lloraré si la desgracia me lo arrebata”. Pues, así ocurrió. Otro ejemplo, son las “rabonas”, que demostraron su valor en la batalla de Arica y en muchas otras, famosa es la rabona conocida como “Dolores”, que luchó cuerpo a cuerpo contra el invasor y tomó un puesto de artillería enemiga, en la batalla de San Francisco; Antonia Moreno de Cáceres, esposa del Brujo de los Andes, gran fortaleza del héroe de la Breña; en fin, son muchas. Ellas demostraron su fuerza en el combate, en la resistencia, en actividades de Inteligencia, como enfermeras; ellas se fajaron en la vanguardia y apoyaban en la retaguardia, pero sobre todo lucharon por su tierra, por su patria y por su familia. 

Días antes de la batalla, Bolognesi le escribió una carta a su adorada esposa, en la que le decía: “no reclames nada, para que no crean que mi deber tuvo precio”, frase que es muestra de coraje, desprendimiento, valores morales y amor por el Perú, del héroe. 

Estas grafías, no tiene intención chauvinista, ni mucho menos las ganas de recordar odios pasados, sino, muy al contrario, hacer que los pocos que lo lean, conozcan la historia y entiendan que existieron, existen y existirán peruanos amantes de la patria y que ese esfuerzo debe ser reconocido y jamás olvidado. En los héroes reposan los valores y virtudes que todo buen hermano peruano debe asimilar y trasmitir al resto, debe ser la bandera a enarbolar, inflamando el pecho con un orgullo bien entendido, sin fanatismos, hacer que la fraternidad, igualdad y libertad sean los pilares para la construcción de una sociedad justa y digna en la que nos podamos desarrollar.  

Hoy que existe la cultura inculta de confundir a los ciudadanos, época en que vivimos bajo la dictadura de la videocracia (según Sartori) o la moda de ser ignorantes; hoy nos toca recordar el holocausto de Arica en sus dos concepciones: la primera, en que se ofrece en sacrificio la propia vida en defensa del honor de la patria; y la segunda, como el asesinato de seres humanos cuando en el contexto de la guerra ya no había necesidad.  

Pues bien, hermanos y hermanas, este año 2023 se cumplen 143 años de la batalla del Morro de Arica y del Fortín Ciudadela, salvaguardemos el honor de nuestros héroes, teniéndolos como ejemplo de lo que un verdadero peruano debe hacer: “LUCHAR POR LA FAMILIA Y POR LA PATRIA, CON DIOS DE NUESTRO LADO”. 


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