Opiniones

1742, la rebelión de la Selva Central - Juan Santos Atahuallpa

Por Jorge Rojas Luna

En el siglo XVIII, el Virreinato del Perú fue remecido por una rebelión indígena dirigida por uno de los personajes más enigmáticos de nuestra historia: Juan Santos Atahuallpa.

Hacía más de un siglo que las misiones religiosas cristianizaban a los habitantes de la selva central e implantaban costumbres y leyes occidentales; en esa invasión a las tierras de Chanchamayo, se descubrió el Cerro de la Sal, Apu mítico y sagrado al que acudían todas las naciones selvicolas para extraer y comerciar el regalo de los dioses: “la sal”. En su cima, los franciscanos levantaron una iglesia, continuando el avance de la religión y de la política virreinal (los bosques que habían sido de todos pasaron a manos de la gente que seguía la trocha abierta por los misioneros –J.J.Vega).

En 1742, en Quisopango, hizo su aparición: Juan Santos, un cusqueño ilustrado, que posiblemente habría viajado a Europa y África; políglota que hablaba el castellano, quechua, latín y dialectos de la selva; fue hombre religioso de filiación jesuita; proclamó la lucha contra las haciendas, servidumbre, panaderías y obrajes, en los que se esclavizaba a nativos y negros, llamándoles a sublevarse junto a mestizos y andinos contra el poder español para expulsarlos y refundar el imperio incaico. Sabido es que decía ser descendiente de Atahuallpa y para sus seguidores era el “Inca, señor de todos los reinos de América y Apu Inca Huayna Cápac”.

El caudillo mestizo, uniría a los Simirinches, Piros, Conibos, Setebos, Comarosquis y Campas, algo que era impensable en esa época, y por más de un decenio tendría en vilo a los puka kunka, costándole muchas vidas e incluso la destitución del Virrey Villa García. La revolución nunca seria vencida y reuniría aspectos occidentales, mestizos y autóctonos conformando el ideal de un proyecto de nuevo país.

A la nativa rebelión se unieron casi todas las naciones de la selva central, así como pobladores de ascendencia andina provenientes de Chanchamayo, algunos mestizos y un menudo grupo de negros, lo que le dio una característica multi racial a la sublevación; su proyecto tenía como meta final: “la independencia del Perú, la expulsión de los españoles y la restauración de un estado autónomo” (J.J. Vega). Lamentablemente, no pudo conseguir un verdadero apoyo de las poblaciones de la sierra, y ese factor sería crucial para el fracaso de la rebelión. De entre la minoría de negros que se plegaron a la lucha del caudillo, se destacó Antonio Gatica, quien fuera nombrado por Juan Santos como primer lugarteniente, pese a la molestia de la mayoría de los alzados, tal vez por racismo o por que una parte de los negros eran una especie de policías armados en las misiones, pero no cabe duda de que esos pocos negros jugaron un papel importante en los enfrentamientos contra el enemigo. Por su difícil acceso, Quisopango, ubicado en medio del Gran Pajonal fue elegido como cuartel general rebelde, y desde ese inexpugnable lugar, Juan Santos, gracias a un eficiente servicio de informaciones o “ inteligencia”, pudo distribuir a su ejército nativo para luchar contra los realistas, utilizando la táctica de guerra de guerrillas, nunca presentando enfrentamiento directo, aprovechando la geografía selvática, las enfermedades tropicales, empleando el factor psicológico sometiendo a los soldados españoles al estrés y la ansiedad: con el sonido de tambores de guerra, gritos, cornetas de “chunchos”, causando el terror en la tropa de no saber en qué momento o por donde serian atacados en medio de la enmarañada selva. De esa forma logró vencer de forma humillante a dos expediciones punitivas realistas que tenían como misión aplastar a la rebelión selvícola, hecho que se demuestra en los combates del Puente del río de la Sal, Quisopango, Nijándaris y Chanchamayo; acciones bélicas en las que muchos españoles y algunos franciscanos vieron a la negra muerte.

Así como apareció desapareció y su rastro se ha perdido en el tiempo y en la selva peruana; algunos dicen que Juan Santos sigue caminando por la profunda selva y que pronto regresara para unificar nuevamente a las naciones selváticas y andinas para una verdadera independencia.

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