Opiniones
Cuerda locura
“Cuando estoy entre locos, me hago el loco” – (Diógenes Laercio).
Por Jorge Rojas Luna
Hasta hace poco existió en la tierra del mercurio, un personaje pintoresco que era parte de la sociedad huancavelicana; un hombre inteligente cuando joven y que vio deteriorada su salud mental con el paso del tiempo.
Entre cartones, bolsas, cuadernos, lápices y baldes transcurrió su existir, siempre parado en alguna fría esquina o en uno de los principales parques de la pétrea urbe, en los que ofrecía conversación a los transeúntes a la voz de: “hola hermanito”.
Entre Historia del Perú y universal; matemática, física, política, economía y recuerdos, nos brindó generosamente su “locura”; en fin, “el loco balde” fue una desordenada y andante biblioteca, e incluso se dice, que antaño, algunos jóvenes le buscaban para que les ayudara con sus tareas escolares. Este hombre, en medio de su “cuerda demencia” hizo lo que muchas personas normales no hacen: “Pensar”; quizás en eso radicó parte de su enfermedad. Pero estoy seguro de que en muchos aspectos fue más humano que el resto.
Él, fue uno de los tantos “dementes” que formaron parte del ornato de Huancavelica, y que ya han desaparecido; ejemplos son: “el loco perfume”, que se anunciaba a cuadras de distancia por el olor que emanaba o “la loca Rosita” que aplanaba las calles, llorando por un bebé que le fuera arrebatado. Es curiosa la forma en como aparecen y/o desaparecen los orates en una ciudad, casi siempre de forma espontánea.
La salud mental es un tema que no se trata en su real magnitud en nuestro país, a diario vemos personas con alteraciones mentales vagando por las distintas calles de nuestras ciudades, ante la indiferencia de las grandes mayorías y los tímidos intentos paliativos por parte de los gobiernos de turno, que no pasan de ser “para la foto”. ¿Cuál es la situación actual de las personas con trastornos mentales en nuestro país; se está cumpliendo con ayudarles en su tratamiento y recuperación?
La etimología de la palabra “loco” no está aún definida; sin embargo, una de sus raíces podría ser LOQUOR, que significa “hablar”, y eso es algo que “ellos” hacen muy bien; incluso en quechua no hay una palabra para decir “loco”. Pero ¿cómo podemos definir a la locura, en este hipócrita mundo que se jacta de cuerdo? En una sociedad que vive secuestrada por la tecnología y que se enorgullece de ser ignorante, en la que el síndrome de Estocolmo se potencia a la máxima expresión y en el que a cada momento se registran actos de violencia y corrupción.
“La razón es lo que más asusta de un loco” (Anatole France).
A veces creo que es mejor estar loco que ser estúpido, y me entristece saber que el homo sapiens ha preferido involucionar a homo ínsipiens,
¡Ah!, estar enamorado es también una forma de locura y algunos vivimos siempre locos.
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