Un Día Como Hoy, Fujimori disuelve el Congreso y toma control total del poder

Lima.- En una maniobra sorpresiva, el entonces presidente de Perú, Alberto Fujimori, dio un paso sin precedentes el domingo 5 de abril de 1992, al anunciar en un mensaje a la Nación la disolución del Congreso y la asunción del control total del poder.

Fujimori justificó su decisión citando la inoperancia del Congreso y la corrupción del Poder Judicial, sumiendo al país en una crisis política y económica.

El gobierno de Fujimori, que enfrentaba una mayoría opositora en el Congreso y denuncias de actos irregulares, se vio envuelto en una serie de acciones controvertidas, incluida la denuncia de corrupción por parte de su propia esposa, Susana Higuchi.

Una semana después de esta denuncia, Fujimori tomó la decisión de disolver el Parlamento, respaldado por las Fuerzas Armadas, que tomaron el control de las instituciones públicas.

El 5 de abril de 1992 marcó un hito en la historia peruana cuando las tropas militares ocuparon las instituciones intervenidas y se apostaron en la sede del Congreso, impidiendo el ingreso de los legisladores.

Fujimori justificó su acción como necesaria para establecer una "honestidad eficiente administración de justicia".

El "autogolpe" de Fujimori tuvo repercusiones internacionales, con Estados Unidos suspendiendo su colaboración con el Perú y otros países retirando a sus embajadores. Sin embargo, Fujimori defendió su medida como un acto necesario para combatir la corrupción y la inoperancia.

El régimen de Fujimori convocó a un nuevo Parlamento, elegido en noviembre de 1992, cuya principal tarea fue redactar una nueva Constitución que permitió la reelección presidencial.

Fujimori ganó las elecciones de 1995 y 2000, pero su régimen llegó a un abrupto final tras la difusión de los "vladivideos", grabaciones que revelaban actos de corrupción.

El "autogolpe" de 1992 sigue siendo motivo de debate y crítica en la política peruana, con consecuencias legales para los ministros que respaldaron la medida.

Hoy en día, este acontecimiento histórico continúa siendo recordado como un quiebre en la democracia peruana y una lección sobre los límites del poder presidencial.