Natación en mujeres
Deportistas peruanas impulsan la natación en el país
Nuevas deportistas empiezan a destacar en los deportes acuáticos.
Lima.- El papel de la mujer en el deporte ocurrió mucho después que en los varones. Hace poco más de un siglo, en las Olimpiadas de París 1900, se incluyó por primera una delegación femenina, conformada por apenas seis mujeres. Fue recién en Ámsterdam 1928 que la representación dejó de ser simbólica: cerca de 300 mujeres estuvieron en competencia. Por eso, a mediados de la década del 60, fue todo un acontecimiento que la nadadora María del Rosario de Vivanco (Lobitos, 1949) clasificara a Tokio 1964, convirtiéndose así en la primera peruana en integrar una delegación olímpica.
Uno de los casos de las deportistas cuenta, “Tenía 14 años y estaba en el colegio. Recuerdo que muchas de mis compañeras decían que las mujeres no debemos hacer ese tipo de deportes. Había bastante prejuicio”, cuenta ‘Choco’, como cariñosamente la llaman. “Hoy sí hay una equidad en cuanto a la práctica de deportes. Antes nadie habría imaginado que íbamos a competir en box o levantamiento de pesas. En ese sentido, hemos progresado”, añade.
Cuatro años después de Tokio, ‘Choco’ clasificó a las olimpiadas de México y, en todo este tiempo, no ha dejado de competir, participando en torneos de másters. Con la llegada de la pandemia, se aventuró a nadar en aguas abiertas, una actividad que, dice, la ayuda a “liberar el espíritu”. “Ahora hay muchas más facilidades para la práctica de la natación. En mi época había una o dos piscinas techadas, pero hoy hay innumerables academias. Y eso se refleja en la nueva camada de nadadoras que están compitiendo, como pudimos ver en los Panamericanos de Lima 2019″.
Situación similar es la de Ana Ricci (Lima, 2007), ganadora de dos medallas de oro en el Campeonato Panamericano Júnior de Clavados Tucson 2021 y estudiante de cuarto año de secundaria. Además de lo dicho por Alexia, la clavadista nacional hace énfasis en el cuidado de la salud mental del deportista. “El año pasado me pasó que la presión de las competencias empezó a abrumarme. Me culpaba cuando saltaba mal. Descargaba mucho enojo, lloraba en mis entrenamientos. Por eso creo que es importante llevar terapia psicológica en situaciones así, cuando no estás emocionalmente estable”, cuenta.
Fuente: Nelly Ruiz
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