Inseguridad en Lima Norte

Padre e hijo asesinados frente a su vivienda en Comas

Familiares exigen mayor seguridad tras violento doble crimen.

Comas.- A pocos días de la Navidad, Felipe Seguil Badajos (56) y su hijo Percy Seguil (35) fueron asesinados en la ex-hacienda Chacra Cerro, en el distrito limeño de Comas, mientras reparaban su automóvil en la puerta de su casa.

Este trágico hecho ha generado indignación y un fuerte llamado de atención a las autoridades por la creciente inseguridad en la capital.

Según los primeros reportes, los atacantes llegaron directamente al lugar, disparando primero contra Percy Seguil. Al intentar defender a su hijo, Felipe también fue atacado. Aunque fue trasladado de emergencia al Hospital Sergio Bernales, los médicos confirmaron su fallecimiento poco después.

La familia, visiblemente afectada, ha exigido medidas concretas de parte de las autoridades, en especial del ministro del Interior, Juan José Santiváñez.

"El estado de emergencia no está funcionando. Necesitamos seguridad real", expresó un familiar de las víctimas.

Este doble homicidio ocurre en un contexto donde Comas, junto con otras localidades de Lima, ha estado bajo estado de emergencia por inseguridad durante más de dos meses.

Sin embargo, los vecinos denuncian que las medidas implementadas no han logrado reducir los índices delictivos.

El problema no se limita a Comas. Durante la misma noche, otros dos homicidios se reportaron en Lima: uno en la urbanización San Elías, en Los Olivos, y otro en la zona de San Gabriel, en Villa María del Triunfo.

Estos crímenes resaltan la alarmante violencia que afecta diferentes sectores de la ciudad.

La situación ha encendido nuevamente el debate sobre la efectividad de las estrategias de seguridad en el país, particularmente en zonas declaradas en emergencia.

Las demandas de los ciudadanos apuntan a una acción más decidida y coordinada entre Serenazgo, la Policía Nacional y el Ministerio del Interior para combatir la delincuencia y devolver la tranquilidad a las calles.

La Navidad, época de unión y esperanza, se ve empañada este año por la ola de violencia que, lejos de disminuir, parece intensificarse, dejando a las familias con más dudas que certezas sobre su seguridad.


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