Conservación en Chaparrí avanza
Lola y su cría asombran en Lambayeque
Nace primer osezno en reserva tras seis años de espera.
Chongoyape / Lambayeque.- En un emotivo registro, Lola, una osa de anteojos, ha sido grabada acariciando con ternura a su cría de cinco meses en la Reserva Privada de Chaparrí, en Chongoyape, región Lambayeque.
Este nacimiento, considerado un hito, es el primero de su especie en los últimos seis años dentro del programa de conservación de este refugio natural.
El conmovedor video fue capturado por el fotógrafo Juan Andrés Plenge Pardo, quien logró plasmar el vínculo maternal entre Lola y su osezno.
Durante varios segundos, la madre es vista llenando de mimos a su cría, un momento que resalta la conexión y cuidado instintivo de esta especie, única en Sudamérica.
Los padres del pequeño son Lola y Tongo, cuya unión ha dado esperanza a los esfuerzos de preservación en el lugar.
Guardaparques de Chaparrí descubrieron al osezno al notar cambios en el comportamiento de Lola, quien permanecía en su guarida mientras emitía sonidos inusuales.
Ahora, la cría crece bajo la protección constante de su madre, mostrando un comportamiento juguetón y cariñoso.
Este nacimiento simboliza el éxito del llamado "milagro Chaparrí", una iniciativa que busca proteger al oso de anteojos, una especie vulnerable debido a la pérdida de su hábitat y la caza furtiva.
La reserva, situada en un ecosistema de bosque seco, juega un papel vital en la preservación de esta emblemática fauna, recordando la urgencia de conservar estas áreas naturales.
El oso de anteojos, también conocido como oso andino o Ukumari en quechua, es exclusivo de Sudamérica, con una población global estimada en 20,000 ejemplares.
De estos, 5,000 habitan en territorio peruano, consolidando al país como refugio principal de la especie.
Este mamífero se caracteriza por sus manchas blancas alrededor de los ojos, que varían en cada individuo, otorgándole una apariencia distintiva.
En cuanto a su tamaño, los machos alcanzan alturas de 1.5 a 2 metros y pueden pesar hasta 180 kilogramos, mientras que las hembras suelen ser más pequeñas, midiendo entre 1.12 y 1.70 metros y con un peso promedio de 60 kilogramos.
La llegada de esta cría no solo representa un logro biológico, sino también un impulso para sensibilizar a la población sobre la importancia de proteger a los osos de anteojos y su entorno.
La labor de Chaparrí y sus guardianes subraya el valor del trabajo comunitario y científico en la lucha por la conservación de especies amenazadas.
Chaparrí, como ejemplo de éxito, destaca la capacidad de las iniciativas locales para generar impacto global, recordándonos que cada acción cuenta en la preservación del patrimonio natural.
Con la cría de Lola como símbolo de esperanza, el compromiso con la biodiversidad sigue siendo una prioridad en Lambayeque y más allá.
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