Sociedad
El Perú profundo y su elevada moralidad. Nostalgia de un Imperio
Han pasado más de 200 años desde que se independizo Perú.
“Solo hay una forma de progresar que ha funcionado en todos los países y épocas: El progreso del individuo”. Subdirector de la revista African
28 de julio de 1821, día de la independencia del Perú. 28 de julio del 2021, bicentenario. Han pasado más de 200 años desde que se independizo Perú, un país fundado por el Imperio Incaico y con la leyenda de Manco Cápac (Fundador de la ciudad del Cusco y del Imperio de los Incas) y Mama Ocllo (Esposa y hermana de Manco Cápac e hija del Sol) saliendo del lago Titicaca. Dicho Imperio tenía tres famosas premisas, a saber, Ama sua, Ama quella, Ama llulla que significan respectivamente: No seas ladrón, No seas holgazán y No seas mentiroso. Bajo estas tres (3) reglas, aparentemente simples (aunque hubo más), y su idioma oficial el quechua y su capital el Cuzco, se formó un gran Imperio. Recordemos una parte de este glorioso Imperio.
Para empezar, es ineludible poder hablar del impacto del Imperio Incaico en la historia, en la sociedad y su conducta, ahora y en aquel entonces:
“La cultura andina fue una de las seis altas culturas básicas de la humanidad”, Pablo Macera recuerda las culturas bases de la humanidad: Egipto, Medio Oriente, Grecia, India, China y las culturas Andinas. Esto es un dato que enaltece, de legitimo orgullo por ser verdadero y por señalar una raíz que ocurre en las dimensiones de formación esencial del ser humano. Para algunos de creación del hombre por el hombre, en base al trabajo. Para otros, complementando la creación divina. Creyentes o no creyentes, se unirán no obstante en la comprobación del hecho: una cultura creadora, la nuestra. Una de las seis universales…el profesor Jorge Basadre anota en su Historia del Derecho Peruano el sistema social del estado Inca y su eficacia interna, precisando “un pasmoso desenvolvimiento del estado” Basadre agrega las reglas ético-jurídicas: “No ladrón, no mentiroso, no perezoso, no asesino, no pervertido, no afeminado” que revelan una alta moralidad de la sociedad de aquella etapa peruana. por eso, en la Enciclopedia Ortuella de Valencia, leemos: “En tiempos remotos el nivel material y cultural de los Incas llego a ser superior al de los europeos en la misma época”. Aldous Huxley se asombra por la elevada tecnología respetuosa del ecosistema, es decir, un dominio de la naturaleza sin malograrla; agregando el científico ingles que debe avergonzar a los modernos sistemas que deterioran la tierra, el agua, el aire. El incanato, pues, no corrompía ni al hombre ni a la naturaleza.
Además, su organización política, económica y social, reposaba en la propiedad colectiva, en el trabajo y en el respeto a la familia extensa que era el ayllu. No había dependencia alguna al exterior y el sistema actuaba hacia el corazón del Perú profundo” (En Qué Momento Se Jodio El Perú, 1990, p. 131).
La mencionada obra, citando al profesor Jorge Basadre, señala las reglas ético-jurídicas en el sistema social del estado inca, estas eran eficaces: Ama sua, Ama quella, Ama llulla, conocidas por todo peruano hasta nuestros días, pero no siendo las únicas; así el Imperio Incaico próspero y creció y los logros que hizo no se volvieron a alcanzar incluso ahora 200 años después de la independencia y 500 años desde su colapso como sociedad andina (invasión española, 1532).
Cabe destacar que San Pablo indico que “El que no trabaja que tampoco coma”. En otras palabras: “No seas holgazán” (Ama quella). El dicho que reza: “La ociosidad es madre de todos los vicios” tiene sentido, es causante de males. Dios y los Incas lo tenían muy presente y, en consecuencia, lo prohibieron. Tal parecido no es el único. De hecho, no seas ladrón (Ama sua) y o seas mentiroso (Ama llulla) resultan ser el octavo y noveno mandamiento respectivamente, de los famosísimos 10 mandamientos de Dios. ¿Coincidencia? de no ser así se entiende su eficacia y su alta moralidad.
Entonces, si se volviera a aplicar en la conducta humana tales mandatos y/o prohibiciones, la nación cambiaria vertiginosamente, de un declive a un acelerado ascenso, en todo aspecto de la vida, pues, de aplicarse este mismo criterio en el mundo, este cambiaria para una mejoría, y, ya no, como diría el Doctor Denegrí, para “una peoría”.
En resumen, al analizar esta parte del Imperio Incaico, la conclusión concuerda directamente con lo dicho por el Rabí o Maestro Jesús: “Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”. (Los Gedeones Internacionales, 2014, Mateo 15:18,19) En efecto, el Imperio Incaico tenía un nivel moral superior, al parecer semejante a Dios. He ahí su trascendencia.
Bibliografía:
En Qué Momento Se Jodio El Perú (1990). Mensajes históricos. Lima, Perú. Editorial Milla Batres.
Martín Cabana
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