Opiniones
Lo ocurrido en prisiones de ecuador nos debe hacer meditar sobre nuestras prisiones
Por César Ortiz Anderson
En la penitenciaria del litoral de guayaquil Ecuador, se ha dado la peor masacre carcelaria ocurrida en un día en Latinoamérica, hasta ahora hay un saldo de 125 muertos, 5 de ellos decapitados y más de 75 heridos, el gobierno ha reforzado todo su sistema carcelario con 3,600 policías y militares, pero que paso, porque ocurrió esa masacré, según el investigador y antropólogo ecuatoriano Julio Echeverria, Ecuador ha sido tomado, por organizaciones que ven al país como un territorio que garantiza la salida de cocaína que proceden de Perú y Colombia a través de los puertos del pacifico y son estas organizaciones del narcotráfico, que buscan asegurar la salida de la droga, hacia países como Estados Unidos, Europa y Asia , además señala no hay que olvidar que en el gobierno anterior se desmontaron los sistemas de vigilancia y control, sobre todo cuando se expulsó a la D.E.A, de la base de Manta, algo parecido a lo que el actual gobierno del Perú ha planteado realizar sacar a la D.E.A del país.
Detrás de esta masacre carcelaria, continua Julio Echeverria, está la disputa por el dominio de corredores de tránsito de drogas en el exterior, así como territorios de comercialización de drogas interna.
Por ello dos bandas criminales se enfrentaron por el control de un pabellón del centro penitenciario de la cárcel del Litoral, la crisis penitenciaria también tiene otros factores, como que las prisiones se incrementaron en un 30%, no hay suficientes números adecuados de guardias penitenciarios, el presupuesto se redujo de 15 millones a 99 millones.
Por ello hay que tomar nota de los errores que se cometieron en Ecuador, para comenzar a repotenciar a nuestros sistemas penitenciarios que como los de la mayoría de la Región, tiene muchas carencias. en nuestro país tenemos 68 cárceles a nivel nacional que albergan a 97,400 internos.
Este es un problema que se da en toda en toda Latinoamérica, estamos ante un problema de muchas aristas, el haber trabajado durante un año como asesor de la presidencia del INPE, visitando todos los penales de la ciudad y conversando con la gran mayoría de internos, me dio una visión más real de lo que pasa dentro de nuestras prisiones, mi primera lectura es que mientras no se inicie una profunda reforma penitenciaria y del sistema judicial, no se podrá solucionar el problema de hacinamiento carcelario en el País, son muchas las urgencias y carencias según mi análisis, la falta de seguridad dentro de los penales es clamorosa, en esa coyuntura resulta imposible el trabajo de reinserción de la mayoría de internos, y es que en las actuales condiciones de hacinamiento lo hace dificultoso, es cierto que el problema lo venimos arrastrando casi dos décadas, el delito subió a cifras impresionantes, en cambio el sistema penitenciario salvo los penales de Piedras Gordas y una que otra modificación en el resto de penales, se mantiene casi igual, hoy en día en nuestras prisiones los internos aprenden cosas negativas y dañosas, en ellas proliferan las drogas, el alcohol, armas en general, celulares, los delegados son los que prácticamente "cogobiernan", en forma paralela con las autoridades de la prisión, al ser prácticamente inmanejables las prisiones no solo por el hacinamiento, además de la falta de equipos, sistemas y elementos de seguridad.
Estamos hablando que en 68 establecimientos penitenciarios donde hay más de 97,400 internos en todo el País. No hay una adecuada política carcelaria como es la educación para la reinserción laboral o, en general, para la reinserción a la sociedad, no hay una seguridad adecuada en sistemas preventivos. El penal de Lurigancho y el Penal Castro Castro, es un claro ejemplo de lo que estamos hablando.
Las Autoridades lo que menos quieren es que se produzcan reyertas, levantamientos, toma de custodios o huelgas de hambre, ya que en ese contexto los ojos de la prensa pondrían en agenda el drama que allí se vive, a propósito, invito algún periodista de investigación que indague que sucede en nuestras prisiones después de las 6 de la tarde, según el reglamento debería haber un encierro por celda con candado en cada pabellón.
Me pregunto quienes son los presos hoy, los avezados que están en esas cárceles inseguras y que monitorean muchos delitos desde sus celdas, los que imponen sus códigos o reglas bajo amenaza o soborno, o los ciudadanos que tienen los recursos económicos para vivir encerrados entre rejas, alarmas, cercos eléctricos, sensores, vigilantes, perros guardianes y además de vivir permanentemente en incertidumbre de nuestros miedos y temores a ser la próxima víctima de algún tipo de delito.
Las leyes que se dan no van de acuerdo a la capacidad de nuestras cárceles, debemos comprender que cuando en una prisión hay hacinamiento e inseguridad, se hace inviable que los internos cuenten con una atención y control adecuado, en ese contexto la mayoría de ellos viven una vida infrahumana, no permitiendo una reintegración a la sociedad, en este punto es oportuno señalar que si a alguien se le trata con violencia, lo único que entregara como respuesta será más violencia, ello no solo es una consecuencia lógica sino humana, por lo que aplicándolo a los internos, no hay siquiera que imaginarnos el resultado, dos ejemplos, el alto número de reincidencias y la evolución de un interno que entro por un delito menor, cometerá uno más grave al salir, con ello todo se vuelve un circulo vicioso, en el que los perjudicados somos como siempre los ciudadanos respetuosos del orden jurídico, hay que adaptar nuestras prisiones a la realidad actual, el beneficio superara cualquier costo que hoy se requiera largamente, entiendo que para un político no es popular ver la situación de los presos, es más popular ver a las potenciales víctimas que son la gran mayoría.
Se requieren la construcción de por lo menos 6 nuevos penales a nivel nacional tres de ellos de máxima seguridad, ojo hoy nuestros penales de máxima seguridad, se podrían convertir con la corrupción en penales de "máxima impunidad", los penales de máxima seguridad pueden tener una capacidad de no mayor de 800 internos, estos serian para los delincuentes de más alta peligrosidad, en ellos habrían nuevos programas, sistemas y reglamentos, como que las visitas no tendrían contacto físico con los reos, vidrios de seguridad para observarlos y auriculares para poder hablar, en salas vigiladas por cámaras y personal de seguridad debidamente capacitado, con ello estaríamos anulando que la visita ingrese cualquier dispositivo, droga u objeto prohibido al penal y que no sigan manejando el delito en las calles.
Finalmente, hace poco se ha hecho pública una propuesta de Aprosec que es más que interesante para colocar un centro de monitoreo de nuestras principales prisiones desde el ministerio de Justicia. No debemos perder el tiempo frente a nuestro colapsado sistema carcelario hay que tomar decisiones rápidas, lo ocurrido en el Ecuador es un campanazo de advertencia.
CESAR ORTIZ ANDERSON
Presidente de APROSEC.
www.aprosec.gob
Cel.: 99931-6197
Tel 2430751
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