Extorsión violenta
Extorsionadores atacan a balazos el taller de una mujer en el Rímac
Exigen S/ 50 000; dispararon al local de emprendimiento y huyeron en moto.

Fuente: RPP
Rímac. -En el distrito de Rímac (Lima), una mujer empresaria vive momentos de grave temor: su taller de marcos para cuadros, ubicado en el jirón Marañón, fue blanco de un ataque a balazos perpetrado por delincuentes que previamente le exigían el pago de una fuerte extorsión.
El hecho ocurrió minutos antes de la medianoche, cuando dos sujetos a bordo de una motocicleta llegaron al local y dispararon al menos siete veces contra la puerta metálica del taller. Las imágenes de las cámaras de seguridad captaron el momento del ataque. La víctima, quien cursó la denuncia ante la Policía Nacional del Perú (PNP), informó que los delincuentes pertenecen a la banda criminal conocida como Los Injertos del Rímac, los cuales le exigen el pago de S/ 50 000 para cesar las amenazas.
La mujer quiso mantener su identidad en reserva, señalando que “trabaja día y noche para sus hijos” y que se siente vulnerable tras este atentado. Añadió que vive con su madre de 85 años y no percibe ingresos elevados, lo que hace aún más gravosa la extorsión.
Ante el peligro, solicitó a las autoridades la asignación de un patrullero o la vigilancia permanente en su domicilio y taller, para prevenir un posible nuevo ataque o escalamiento de violencia.
Este episodio ilustra varios elementos de la realidad de la inseguridad ciudadana: la extorsión como mecanismo de criminalidad organizado, el uso del terror y la violencia (disparos contra locales) para imponer el pago, y la vulnerabilidad de los pequeños negocios y mujeres emprendedoras frente a estas redes criminales. En distritos densamente poblados como el Rímac, estos hechos generan sensación de impunidad y amenaza constante.
Desde el punto de vista institucional, resulta urgente que la PNP, la fiscalía especializada y la municipalidad del Rímac coordinen acciones de mayor alcance: reforzamiento de patrullaje, mejora de iluminación y cámaras de seguridad en zonas de talleres y viviendas, líneas de atención para extorsionados y protección de víctimas. El no hacerlo incrementa el riesgo de que redes como Los Injertos del Rímac se sigan fortaleciendo.
Para la ciudadanía, este caso sirve de alerta: si una madre de familia que emprende una actividad relativamente pequeña puede ser blanco de extorsión y tiroteo, la situación es más grave aún para empresas mayores o emprendimientos más visibles. Los vecinos y propietarios de negocios deben estar atentos, denunciar al primer indicio de amenaza, y buscar articulación con la PNP, municipalidad y medios de comunicación para visibilizar los casos.
En conclusión, el atentado a balazos contra el taller de la mujer en el Rímac representa un nuevo eslabón en la cadena de extorsión-violencia que afecta a Lima. No es solo un intento de obligar al pago, sino una demostración de la capacidad de intimidación de bandas organizadas. La respuesta institucional y comunitaria debe ser inmediata, eficaz y sostenida para que hechos de esta naturaleza no sigan reproduciéndose.
Fuente: RPP
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