Regreso a clases

¿Cómo prevenir y afrontar el bullying en las aulas y el colegio?

Experto responde pregunta de si el cambio de colegio podría ser una salida

Lima.- Tras dos años de pandemia a causa del covid-19, millones de niños y adolescentes están regresando al colegio, un espacio destinado para el aprendizaje, pero que no bien administrado puede convertirse también en escenario de acoso escolar o bullying. Tome en cuenta las siguientes recomendaciones.

“El acoso escolar es una agresión ejercida por un menor contra otro menor, que puede ser verbal, física, cibernética y de otras formas no perceptibles”, explicó Carlos Flores Galindo, psicoanalista de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM) en entrevista con el programa Saludable Mente de Andina canal on line. 

Los niños tímidos, con menores recursos sociales y problemas para establecer buena comunicación con los adultos son los más propenso a sufrir bullying. Aunque los más desenvueltos también podrían experimentarlo. 

“El bullying ocurre cuando los niños son dejados constantemente solos, cuando hay agresiones y los adultos no toman cartas en el asunto, cuando no hay consecuencias sobre actos de maltrato hacia los compañeros. El bullying solo puede ocurrir si el colegio lo permite”, destacó el experto. 

¿Qué hacer?

Los docentes pueden comenzar observando el comportamiento de los alumnos en clase, haciendo llamadas de atención oportunas y sancionando conductas irrespetuosas en el aula.  

“Un niño agresor es un niño al que le está pasando algo también, que posiblemente esté sufriendo y se esté desquitando con otros por algún motivo. El colegio tiene que interesarse en saber qué está pasando”.

Ante la pregunta de si los padres deberían intervenir, sostuvo que pueden hacerlo, pero que el mayor peso de solución debe estar puesto en el colegio, porque es el escenario donde ocurre la agresión.

“El reencuentro que se está dando ahora con el retorno escolar es una oportunidad para que todos los menores separados puedan conocerse y re-conocerse. Los docentes deben estar muy atentos a las acciones tempranas de violencia y evitar que conductas no deseadas se instalen”.

Ante la primera búsqueda de ayuda de un menor deben darse sanciones claras de que esto no se permitirá nuevamente. Debe haber consecuencias.

“También puede haber una intervención psicológica, donde un especialista o docente se ocupe de conocer a ambos niños, para que cuenten lo que les está pasando y por qué recurren a la violencia y no el diálogo”. 

¿Responder o no responder?

Aunque años atrás era usual que algunos padres recomendaran a sus hijos devolver el golpe recibido, el psicoanalista enfatizó que se trata del peor consejo, porque expone a menor a una situación donde podría salir mucho más lastimando.

“El niño que recibe la indicación de que debe pegarle a su compañero ,de lo contrario el padre o la madre lo golpearán, está recibiendo un nuevo acto de bullying, esta vez de sus propios padres. Solo generará que menor esté más asustado y no cuente lo que ocurre en el colegio. Se sentirá más solo”. 

Si bien a lo largo de la educación escolar los niños pueden pelearse por distintos motivos, el especialista dejó en claro que el bullying es un abuso y no una riña o discusión cualquiera. 

¿Cómo prevenir?

Para Flores Galindo algunos modos de crianza puede predisponer a que ciertos niños se conviertan en agresores o en víctimas.

“Las familias donde el padre es violento o agrede de forma permanente a la madre nos está diciendo que la violencia es normal, que las cosas se arreglan de ese modo. Ahora si eso coincide con un niño con mayores ventajas, como tener más amigos, tener mayor fuerza física o intelectual podría convertirlo en un agresor. Cada vez que tenga una frustración la liberará de cualquier manera, incluso golpeando”.

De otro lado, si se trata de un menor que crece en un ambiente donde su voz no tiene peso, que es retraído, no tiene vínculos fuertes con el padre o la madre, cuando lo golpeen es posible que no sepa cómo responder.    

“La estrategia principal de prevención contra el bullying es aumentar la comunicación con nuestros hijos y la institución escolar. Tras dos años de pandemia hay que asumir muchas cosas que damos por sentadas, debemos mantennos atentos”. 

Recomendó conversar con los menores de este tema, preparando el terreno con juegos en un espacio seguro, donde ambos se sienten cómodos, y luego ir soltando preguntas sobre cómo le va en el colegio, que es lo que más le gusta y también aquello que le disgusta, que no tolera. 

“Si a pesar de todo esto, el padre o la madre percibe que le está ocurriendo algo que no lo está contando, hay que ir al colegio, conversar con los profesores, porque ellos son los responsables de lo que ocurre en el aula”.

¿Se debe cambiar de colegio?

El bullying tiene consecuencias que pueden padecerse toda la vida, advierte Flores.

“Puede afectar la personalidad, las potencialidades de socialización del menor y la forma de establecer vínculos. los daños pueden ser de diversa índole”. 

Si pese a la intervención del colegio y los padres de familia el acoso escolar no cesa, cambiar de centro educativo puede ser una de las salidas.

“Si estamos en un punto donde el colegio no responde, donde al profesor parece no importante el tema y donde parece que nada va a cambiar, si hay posibilidades de cambiarlo de colegio hay que pensarlo como una opción. Eso le dará al menor la oportunidad de establecer nuevas relaciones y tener una experiencia escolar enriquecedora y no traumática”.

Actuar pronto y con estrategia 

 “Los menores deben tener claro que cuando algo les hace daño deben comunicarlo a las personas en quienes confían. Primero a los padres, que deben saber escuchar. Cuando nuestro hijo nos busca por un problema hay que ayudarlo y hacerle entender la forma correcta de solucionar las cosas”, recomendó el especialista de la UARM.

En el colegio ocurren un montón de cosas que no son tan graves como el bullying, pero que pueden ser el inicio de formación de un agresor. Ante ello debe actuarse rápido, tal vez se requiera únicamente una conversación, una acción muy puntual.

“Hay que decirle al niño que se defienda, pero esto no significa el inicio de una pelea. Puede desarrollar una estrategia para detener el hecho que lo molesta, como podría ser que le roben el almuerzo. Tal vez puede atrapar al otro menor y acusarlo con la profesora o dejar la lonchera en otro lugar. Hay salidas, no hay que esperar que estos pequeños abusos sean reiterados.

El bullying se puede detener si nos aliamos los padres y maestros”, manifestó.

Fuente: Andina


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