Opiniones
¿Qué nos espera en Seguridad al Perú y a América Latina para el próximo año 2022?
Por Cesar Ortiz Anderson
La Historia reciente está evidenciando que la Seguridad como ciencia y como cultura se hace más importante conforme se complejiza la sociedad globalizada. Lejos de hacer las sociedades más fuertes y resistentes a los fenómenos y factores que podrían afectar la estabilidad política, económica y social de los gobiernos locales y nacionales, la globalización ha vuelto más vulnerables a los estados y a los países ante los peligros que amenazan la gobernabilidad. Los factores tipo “efecto dominó” o “reacción en cadena” son cada vez más frecuentes en el nuevo contexto de un mundo globalizado. Lo que sucede en un país latinoamericano por ejemplo, puede afectar a toda la región y al mundo entero. La interconectividad global a su vez ha sido uno de los factores por los que la pandemia se propagó con extrema rapidez por el mundo entero.
El atentado de las Torres Gemelas del año 2001 y la pandemia del covid-19 marcan el inicio de una nueva realidad mundial en donde la Seguridad cumple un rol fundamental en el mantenimiento del orden y la gobernabilidad a nivel global. Vivimos en los inicios de un sistema mundo: Los efectos globales de la oscilación de los indicadores económicos así lo advierten, todo está interconectado. Estas nuevas condiciones exigen la predictibilidad y prevención de futuros escenarios de crisis que desestabilicen a la sociedad global. Es éste el nuevo rol de la Seguridad hoy en día, herramienta estratégica y fundamental para la fortaleza de los Estados.
Desde esta perspectiva en Aprosec trabajamos con un nuevo concepto de Seguridad Preventiva que se caracteriza por ser Integral y que pasa necesariamente por considerar la Seguridad como una Política de Estado transversal, es decir, que alcanza todos los aspectos del gobierno público: Sectores, Ministerios, Poderes y Gobiernos, es ése su carácter holístico e integral. En cuanto al carácter preventivo son dos los aspectos a considerar: Uno, la ciencia de la predictibilidad que es la capacidad de anticiparse a posibles escenarios futuros para lo cual la Seguridad debe contar con herramientas multidisciplinarias que ayuden a construir pronósticos acertados (sociología, antropología, criminología, psicología social, economía, ciencias políticas, etc.). Dos, la construcción de una Cultura Preventiva en la que la sociedad en su conjunto y el ciudadano individualmente sean conscientes de su rol en la prevención del delito habituándose a nuevas prácticas y costumbres diarias en resguardo de su seguridad.
La inseguridad empeorará
El siglo XXI presenta nuevos retos y peligros a la humanidad como el cambio climático y sus consecuencias, entre las que, además de los fenómenos meteorológicos que ya se están presentando, se encuentran las pandemias debido a que el descongelamiento de los polos libera virus y bacterias que permanecieron congeladas durante miles de años, o debido a la zoogenesis, que es el contagio de enfermedades propias de especies animales a los seres humanos debido a la deforestación de bosques y hábitats naturales.
Al respecto, el ex vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, reconocido activista pro medio ambiente, en el año 2014 en una conferencia mundial sobre calentamiento global advirtió que estamos frente a una amenaza que es real, creciente e inminente: “El cambio climático generará más pobreza, migraciones forzosas e incremento de enfermedades (…) Los andes están en riesgo por el cambio climático. Los glaciares en el Perú han disminuido en 40% desde 1970 y el ritmo de perdida de hielo es de 3% anualmente. Solo la voluntad política, que es un recurso renovable, es capaz de generar un cambio verdadero”. Lamentablemente no se hizo la prevención necesaria y hoy el mundo paga la factura. Como ejemplo podemos indicar lo que viene pasando con la erupción del volcán Cumbre Vieja en Canarias - España.
El panorama no es alentador por lo que es urgente un cambio de conciencia. Los riesgos y las amenazas son mayores. La globalización, la explosión demográfica, la aglomeración en las grandes megápolis, el abandono del campo, los altos riesgos para la agricultura, la escasez de agua, la falta de alimentos, el aumento de la pobreza, la criminalidad, la violencia y la inseguridad forman parte de este escenario. La humanidad se encuentra al filo de la navaja. La revolución de la tecnología y de la informática sólo ha servido para incrementar las diferencias entre los pobres y los ricos. Cada día hay más pobres y los ricos son más ricos. Nos encontramos ya en una realidad de ciencia ficción cuando vemos que recientemente se han inaugurado los viajes privados al espacio exterior valorizados en millones de dólares. La tendencia es que la vida en el planeta sea más difícil conforme se deteriora el medio ambiente y escasean los recursos básicos como el agua, el aire (hemos visto durante la pandemia cómo el agua empezó a cotizarse en la Bolsa de Valores y cómo el oxígeno empezó a ser un bien escaso y costoso) y los alimentos.
Estos efectos empiezan a sentirse en el mundo entero. La pandemia del covid-19 es un fenómeno que ya estaba advertido por la ciencia y del que ya se esperaba eclosión en cualquier momento, sin saber cuándo ni en dónde. Los científicos pusieron en los 10 últimos años especial atención al África como la zona potencialmente más riesgosa desde donde una pandemia podría extenderse al mundo entero basándose en los estudios realizados para el control del ébola. Las experiencias de la gripe H1N1, la enfermedad de las “vacas locas” o la “gripe aviar” y el incremento de las epidemias endémicas de las zonas tropicales como es el caso de la fiebre amarilla, el dengue, la malaria y el paludismo en el Perú, son vectores que ya daban indicios del incremento de las enfermedades y el posible riesgo de una pandemia global en los últimos años.
En el caso de nuestro Hemisferio los efectos negativos de este nuevo escenario global han golpeado socialmente a varios países durante la pandemia. Las crisis y conflictos sociales que ya se venían acentuando desde el 2019 lejos de atenuarse con la pandemia se agudizaron en Chile, Colombia, Bolivia, Perú, y Estados Unidos durante el 2020 habiendo alcanzado en estos países una solución política. En el caso de Bolivia, Perú y Estados Unidos la solución a la crisis llegó con el cambio de gobierno. En el caso de Chile la solución consistió en la convocatoria a un Congreso Constituyente mientras que en Colombia el conflicto social sigue latente al no haber un acuerdo sobre las políticas tributarias.
La pandemia golpeó fuertemente a Latinoamérica en especial a Perú y Brasil, que en determinado momento alcanzaron las más altas cifras a nivel mundial en víctimas mortales. Proporcionalmente Perú sigue siendo el país con más fallecidos proporcionalmente por millón de habitantes. México, Colombia. Ecuador y Chile también sufrieron el embate de la pandemia de manera catastrófica. El último en evidenciar el colapso de su sistema sanitario ha sido Cuba, situación que de inmediato se transformó en una crisis político-social a mediados del 2021.
Pero el impacto de la pandemia a la economía ha sido mundial. Las economías de Estados Unidos y Europa recibieron el impacto en la primera ola, mientras que China muestra un daño en su economía que es notorio hacia el segundo semestre del 2021. La economía mundial no encuentra todavía la estabilidad necesaria porque no existe certidumbre alguna con respecto al fin de la pandemia. Factores políticos como la toma del poder en Afganistán por el Talibán o el triunfo político de la izquierda en varios países de América Latina como el de Pedro Castillo en Perú -gobierno en donde varios ministros y congresistas están siendo investigados o vinculados al grupo terrorista Sendero Luminoso- tampoco contribuyen a la estabilización de la economía global.
En el caso del Perú la pandemia ha precarizado la economía y el sistema financiero alcanzando el 90% de la población en la informalidad económica, recordemos que antes de la pandemia el Perú ya mantenía un 75 % de informalidad, es decir sin un contrato legal de trabajo y/o fuera del sistema financiero en gran medida debido a la desinformación y al analfabetismo digital. El aumento del desempleo ha disparado la delincuencia en las calles. Los robos y asaltos son más frecuentes en las grandes ciudades. Las proyecciones del Banco Central de Reserva del Perú estiman que para el 2022 el Producto Bruto Interno (PBI) registraría un crecimiento de 3.4%, una proyección que es menor en 1.1 puntos porcentuales frente a su anterior estimación de 4.5%.
Políticamente, como hemos señalado, la izquierda continuó ganando terreno en América Latina durante la pandemia, aprovechando el colapso de los sistemas sanitarios y la caída de la economía para posicionarse políticamente en Bolivia, Perú y Chile, que así se suman a Argentina, Venezuela, Cuba, Nicaragua, México, y a los que pudieran añadirse Brasil y Colombia en las próximas elecciones. A diferencia del socialismo europeo empoderado en los países nórdicos o países mediterráneos como España y Francia, el socialismo latinoamericano tiende a atraer más marginalidad y pobreza a sus países como queda patente en Venezuela y Cuba, casos paradigmáticos a largo plazo, con lo cual se cierra un círculo vicioso que corresponde a las predicciones para futuros escenarios de crisis a causa del cambio climático y/o pandemias. Por su condición subordinada a las potencias mundiales como Estados Unidos, China, Rusia o Europa, la zona latinoamericana difícilmente saldrá del atraso y la pobreza, por el contrario se está configurando una realidad cada vez más precaria debido al incremento de la población en la pobreza y la extrema pobreza, que ya son el paisaje mayoritario en las grandes megápolis latinoamericanas como Ciudad de México, Buenos Aires, Río de Janeiro, Bogotá, Caracas, Lima, La Habana y Santiago de Chile.
Por otro lado, en América Latina la política seguirá siendo foco de futuras crisis sociales debido a la corrupción generalizada en los gobiernos. Un caso reciente es el magnicidio registrado en Haití como resultado del enfrentamiento del gobierno a la mafia. Asimismo, tradicionalmente la izquierda no ha gobernado en América Latina y cuando lo ha hecho ha resultado en experiencias trágicas como Cuba y Venezuela. Políticamente los gobiernos de izquierda en América Latina son débiles y vulnerables debido a la fuerte oposición de la derecha polarizando la sociedad entera, lo cual agrava el conflicto y el enfrentamiento. De continuar la tendencia política de una izquierda empoderada en la región podría decirse que se habrá roto con la tradición del siglo XX entrando a una nueva etapa de la Historia caracterizada por el fin de la hegemonía política de la derecha. De no ser así, la derecha podría recuperar terreno a partir de países como Colombia, Ecuador, México, Brasil y Argentina. En ambos casos, la crisis política y la conflictividad social, estarán presentes debido a la crisis de legitimidad de las instituciones democráticas por la corrupción en el sistema de partidos políticos. Hay que aclarar que lamentablemente que los gobiernos de derecha, al menos en el caso peruano, han hecho gobiernos altamente corruptos e impunes.
Conclusión
Nos encontramos ante un escenario que presenta a la región latinoamericana como un conjunto de países frágiles en Seguridad, en los que podríamos aplicar la fórmula: “A más pobreza mayor inseguridad”.
Los factores que intervienen en este pronóstico para la región son:
1.-Incertidumbre debido a la continuidad de la pandemia: Pese al relativo éxito de la vacuna contra el covid-19, la ciencia pronostica que la humanidad deberá a aprender a convivir con la pandemia.
2.-Los gobiernos no toman las medidas adecuadas contra la inseguridad, a la vez que la violencia se expande principalmente por el accionar de los carteles de la droga que operan en México y Colombia, así como por la producción de cocaína en toda la región andina. Las cifras y estadísticas oficiales al respecto distan de la realidad debido principalmente a los agreste e inalcanzable de la geografía de los andes amazónicos. La tendencia del mercado global de la cocaína está en franco crecimiento debido a la expansión del mercado al Asia, Australia y África.
3.-Falta de cultura preventiva el ciudadano no ejerce la prevención, no evita el delito. La responsabilidad de los crímenes y de la delincuencia recae en las autoridades policiales, sin embargo, los Gobiernos Locales y Municipios participan muy poco de la prevención del delito sin involucrar al ciudadano en la formación de una cultura preventiva.
4.-El delito se ha disparado por la impunidad y la corrupción moral, dos males generalizados en casi todas las esferas de los países latinoamericanos, en mayor o menor medida según la realidad de cada sociedad.
Finalmente, el panorama en el mundo en general con lo que está pasando no se ve nada auspicioso, tenemos que comprender que gobernantes y gobernados tendrán que poner mucho interés y trabajar de forma conjunta para llegar a consensos pacíficos, coherentes y viables. Todo ello para llevar al crecimiento de la sociedad en su conjunto.
Cesar Ortiz Anderson
Presidente de Aprosec
Cel.: 999316197 / 998160756
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