Por Isacc Bigio
En Willax, el canal de TV más ultraderechista, hay 2 versiones sobre el destino final de Alan García, algo que ocurrió hace un quinquenio. Su hija Carla, al igual que toda su familia y partido aprista, afirman que él se suicidó para no ir preso. Jaime Bayly dice que él fue un gran escapista que se creía Dios y que Dios no se entrega, por lo que él cree que está en los Alpes tras haber puesto a otro cadáver en vez del suyo.
No es la primera vez que personas que se creían muertas aparecieron vivas en otros lugares, algo que ha acontecido con muchos nazis. Un problema que hay con el cuerpo de García es que este fue incinerado (por lo que no se puede exhumar sus huesos o cotejar su ADN) y que antes este (o su rostro) no fue expuesto en el sepelio. Dada la gran corrupción general, muchos dudan de la versión oficial.
El congresista Montoya (RP) pide una comisión para investigar las causas de su muerte, lo cual va a ser otro fraude como la que hizo sobre el supuesto fraude. Esta no se centrará en ver si esta se dio o no, sino en buscar un chivo expiatorio en qué periodistas o autoridades le presionaron mucho para obligarle a auto-balearse.
En política muchos hemos pasado por persecuciones o cárceles, algo usual en países con pocas tradiciones democráticas (como el nuestro), y, en particular, para los apristas, el cual ha llegado a ser el partido con más presos políticos de nuestra historia. Toledo, PPK, Castillo, Castañeda y Villarán, los Fujimori, Humala y Cerrón y muchos otros han pasado por prisión. Ninguno de ellos se ha acobardado quitándose su propia vida para dejar a su electorado, partido, familia y legado tan abandonado.
García, al haberse autoinmolado (o fugado) a la centenaria APRA ha traicionado. Su disparo no solo habría caído en su sien, sino que ha destruido al partido que está por cumplir su cumpleaños 100.
Mariátegui, Haya, Belaúnde, Barrantes y Bedoya murieron enfermos. Negreiros, Cantoral y Huillca fueron asesinados. Guzmán falleció preso. García no puede ser referente a ninguna militancia a la que se le exija autosacrificio y dedicación, pues su "héroe" prefirió escaparse con cobardía de la prisión.
Isaac Bigio. Politólogo economista e historiador con grados y postgrados en la London School of Economics.
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