Opiniones

Sobre dinastías y generaciones

Por Augusto Lostaunau Moscol

Manuel González Prada es, quizás, el escritor y crítico político más importante del Perú republicano. Enfrentó directamente a la dictadura de la oligarquía que controló -implacablemente- el poder desde fines del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Su obra fue constituida por artículos periodísticos, conferencias, poemas y entrevistas que, poco a poco, fueron viendo la luz pública en diferentes medios nacionales y extranjeros. Su hijo, Alfredo González Prada, se embarcó en la difusión total de los escritos de su padre. Producto de ello, en 1938, apareció Figuras y Figurones, donde se reúnen 5 artículos y el Programa de la Unión Nacional. A nuestro entender, el artículo José Pardo goza de mucha actualidad, pese al siglo transcurrido desde la desaparición física de su autor.

Manuel González Prada indicó que:

“Nacido en las capas inferiores de la sociedad y condenado a subir por el mérito propio, don José no habría salido del medio humilde y oscuro donde florecen el tinterillo de provincia, el apoderado de viudas sin hijos y el vendedor de cintas y sedas; más se llamaba Pardo, se tuvo por elegido a nativitate, y por elegido le aceptaron las gentes, figurándose que la buena calidad del cerebro se transmite de padres a hijos, como las vedijas de la cabeza o el pigmento de la piel” (1969: 101).

No cabe duda de que Manuel González Prada logró comprender con total claridad la dinámica socioeconómica del Perú que le tocó vivir. La oligarquía, como clase social que dominó el poder político a través del control absoluto del Estado, utilizó las leyes y la educación para poder mantenerse como única clase poseedora del Estado hasta convertirlo en una suerte de patrimonio particular. De tal forma que, quien naciera dentro de la oligarquía (ahora transformada en clase/casta), tendría la misma “suerte” que sus antepasados y lograría ocupar los mismos cargos públicos. No se trataba de “meritocracia”; por el contrario, era simplemente una designación “a dedo”. Pero, el vicio del poder degeneró a la propia oligarquía, por ello, González Prada señaló:

“La dinastía Pardo nos ofrece un ejemplo de involución o proceso retroactivo: la intelectualidad ha seguido una marcha decreciente, de más a menos; pues si don Felipe Pardo y Aliaga había poseído una inteligencia como 10, don Manuel Pardo y Lavalle la tuvo como 5 y don José Pardo y Barreda, la tiene como 1. Por el contrario, la vanidad y la infatuación aumentan en proporciones alarmantes; pues si el abuelo las había poseído como 1, el hijo las tuvo como 5 y el nieto las tiene como 20. Nos estremecemos al pensar en el intelecto y las cualidades morales de la descendencia pardista, llamada seguramente a reinar sobre las futuras generaciones del Perú” (1969: 101-102).

El control absoluto sobre el Estado y las instituciones que permiten justificar dicho control -como las universidades y los títulos profesionales o grados académicos- significó que la intelectualidad peruana del siglo XIX esta copada por eminentes académicos de la propia oligarquía; aunque, con el paso del tiempo y el cambio de siglo, el nivel académico e intelectual de los descendientes fue descendiendo. Mientras que, la pedantería política creció a niveles alarmantes.

Cuantos nietos de grandes intelectuales sólo destacan por sus poses y actos que lindan con el escándalo vulgar. Hoy, en la tercera década del siglo XXI, gozamos de muchos ejemplos. Los medios de comunicación están llenos de apellidos de quienes, en el pasado, dieron lustre al pensamiento peruano. A ellos no les exigen “meritocracia”; sólo confirmar que son descendientes de tal o cual. A ellos les entregan la labor de pensar críticamente el país; cuando no tienen capacidad de mirarse críticamente al espejo.

Referencia

González Prada, Manuel. Figuras y Figurones. Librería y Distribuidora Bendezú. Lima-Perú. 1969.

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